Friday, November 19, 2010

Detrás del padre Thomas

Cajas por aquí y por allá, lista para acomodar las cosas de Navidad.... y en eso, nos llega la noticia de un sacerdote venido de la India, el cual estaba imponiendo las manos y haciendo oratorias de sanación, visitando diferentes puntos de la ciudad. Era el padre: Thomas Mathew, sacerdote Católico Augustino. Acto seguido, nos enteramos bien donde era la reunión y nos dimos cita en el lugar,,.... y las cosas de Navidad?.... para después, por estos dias, nos dedicamos a ir: "detras del padre Thomas." Terminada la reunión, nos enterábamos donde era la siguiente para asistir.

En la primera reunión con el padre Thomas, después de la oratoria de sanación, el padre pedía que las personas que notaran algún cambio en su enfermedad, por favor dieran su testimonio, pues el testimonio de su cura, ayudaría a la curación de los demás.

El padre Thomas decía: "miren sus manos, miren sus piernas.... las personas que tienen artritis, si han notado algún cambio que el Señor haya obrado en ellas....." Mucha gente se ponía de pie para decir: "si!, yo tengo este milagro que contar..... " y la otra: "yo me curé de esto...", y yo miraba mis manos y no notaba ningún cambio, y pensaba: "tal vez todavía no es mi tiempo, tal vez todavía no me toca a mi." Porque mis dolores, siguen allí, y yo los miraba y los sentía, cada vez que el padre Thomas hacía la pregunta....

El segundo día. Esta reunión, se me pareció mucho a lo que cuenta la Biblia, de cómo la gente seguia a Jesús, todos curiosos y a la expectativa de aquel hombre, que decía que curaba enfermedades, que hacía milagros y la gente se aglomeraba para verlo, para escucharlo. Unos lo querían tocar, otros lo miraban de lejos, tímidos y atemorizados. En nuestra reunión, tal como lo describe la Biblia, todos nos aglomeramos para ver al padre Thomas, cuando estaba imponiendo las manos a la gente. En la época de Jesús, se encaramaban en los árboles para poder verlo, ya que la multitud no lo permitía, asi mismo sucedió en la nuestra, los que podan se montaban en las sillas para poder ver el Glorioso acontecimiento, los que no, movíamos la cabeza de un lado a otro, buscando el mejor ángulo y poder ver mejor. Asi son y deben ser las cosas de Dios, cuando los simples mortales vamos en su búsqueda.

La gente seguía contando los cambios que notaban y daban sus testimonios, y yo..., yo me seguía observando, y no veía nada....

El tercer día que estuvimos con el padre Thomas, él mismo nos hizo partícipes de su propio testimonio. Nos contó, cómo él había recibido el llamado de Jesús a seguirlo. Nos dijo, que él, siendo un sacerdote, hubo un tiempo cuando oficiaba misa y estaba cansagrando el pan y el vino, se preguntaba: "Señor, quien eres, dónde estás que no te puedo alcanzar" y día tras día, en cada consagración cuando tenía entre sus manos la hostia, la miraba y pensaba: " estás allí, pero para qué es todo esto, para que yo hago esto mi Señor, cuál es mi misión" y el padre Thomas nos dijo, que un día, él escuchó en su cabeza, la voz de Dios, que le dijo muy fuerte: " ve y sana las almas" y enfatizó que la voz le dijo: " EN MI NOMBRE!" El padre Thomas dice de sí mismo: "yo no soy quien sana, yo sólo soy un instrumento de Dios."

Aún a la hora de la salida, después de haber escuchado testimonios y de ver personas que habían llegado el día anterior con muletas y ya no las necesitaban, con bastones que habían dejado en sus casas, la niñita con cancer que ya no lo tenía, y su madre con gran emoción daba su testimonio y alababa a Dios por el favor concedido. La señora que se le desprendió la retina y no veía bien y ya podía ver claro, y el hermoso muchacho de unos 15 a 16 años, que era la imagen viva de Dios, el cual con dificultad balbuceaba apenas sonidos para hacerse entender y a quien el padre Thomas impuso sus manos con gran ternura. Aquella casa, se convirtió en un lugar sagrado por unas horas, pues se sentía un silencio, una paz, un regocijo en oración conjunta.... y allí, sentimos la presencia del Creador Supremo con nosotros y el padre Thomas, quien era el instrumento, para que todo tuviera sentido.

Al terminar la jornada de sanación de aquella noche, nos fuimos después de haberme mirado varias veces a mí misma y ver que mis dolores seguían conmigo y que cerraban la puerta detrás de mi y me acompañaban a atravesar la calle. Pero al salir, de pronto, volví a observarme a mí misma y me dije: " pero si mi milagro está conmigo, mi milagro ha estado conmigo estos tres días y yo no lo había notado...."

Súbitamente tomé conciencia, de que mi milagro, siempre estuvo conmigo, sentado a mi lado, y que aunque él lo vea de otra manera: que si es sugestión, que si es una bebida que se toma el padre y nos transmite la fuerza de la energía que adquiere una vez que se toma la poción y Zassssss nos lanza contra el piso "de una sola." Existen muchas teorías, yo me quedo... y me voy a quedar! con el: "Espíritu Santo", que entró en mi y también en mi esposo, en mis amigos y que como dijo el padre Thomas: "ese es el Espíritu Santo que obrará grandes cosas para nosotros, y que debemos esperar nuestro tiempo, para cuando El lo considere necesario."Al imponernos las manos el padre Thomas, nuestro cuerpo se desmaya y cae al piso, en una entrega de gozo, que es el descanso en el Espíritu Santo, es por eso que se llama: "Descanso en el Espíritu."

Mi esposo es mi milagro, porque hace unos años atrás, el hecho de que él asistiera a un evento como ese, era imposible. Por eso, él es "mi milagro."

.... ese milagro que yo tanto buscaba, estuvo junto a mí todo el tiempo y rezó conmigo, y levantó sus manos para pronunciar juntos: "sáname Señor", tócame Señor", "quédate con nosotros, Señor".......

A continuación la dirección de correo del padre Thomas, para que escriban y pregunten si va a estar en su ciudad y puedan asistir a la celebración de sanación:

fr_thomas_mathew@yahoo.com









2 comments:

Nelson Hernandez said...

Alicia...

Excelente experiencia.

Felicitaciones para ti y para Hugo

Saludos...NH

Alicia Cintron said...

Gracias Nelson!!

Asi es,fué una experiencia que nos dejó una hermosa huella espiritual.
Hay que vivirla!

Saludos Nelson,

Alicia