Sunday, August 14, 2011

Hoy Pregunté Por Ti

Hoy pregunté por ti, mi amor pequeño!
He querido saber sobre tus sueños
si de tu pequeño mundo eres el dueño,
para saber todo de ti...
hoy pregunté si eres feliz.

Hoy pregunté por ti, mi amor pequeño!
Si estarás armando barcos de papel,
si jugarán contigo todos en el vergel
si el azul de tu cielo se ha puesto gris,
hoy pregunté si eres feliz.

Como duende quisiera velar tu sueño,
saber si tus ojitos abres por las mañanas
a un mundo bello de filigranas,
si en tu jardín la flor guarda el matiz
para saber si tu mundo es todo pleno,
hoy pregunté si eres feliz.

Hoy pregunté por ti, mi amor grande!
Porque eres mi niño de fantasía,
porque eres mi niño de procelana
con entusiasmo y con alegría,
quiero cuidarte como una nana.

Que no haya espinas en tu camino,
que divises desde lejos el buque
que viene lleno de mis cariños,
y que cuando crezcas entre la gente busques
nuevas razones para seguir,
Que tengas tiempo para reír
para que siempre que yo pregunte,
siempre me digan que eres feliz.

Y que al pasar el tiempo y ya seas un joven
todas las rosas, todas las flores,
cubran de aromas y de colores
tus pasos firmes y tu futuro,
tu brazo fuerte que abarque el mundo
mi niño bello, que seas feliz!

A mi niño Gabriel

Friday, August 12, 2011

Pintarme el Pelo...

Hace unos meses,
me encontré en una encrucijada,
en la que mis allegados
jugaron un papel muy importante,
pues yo les explicaba....
"Me quiero pintar el pelo.... "
Y nadie se ponía de acuerdo.
Algunos dijeron que si,
otros dijeron que no.
Y yo....

"Sería bien interesante,
tal vez luciría yo, elegante."
Sin poseer del criterio la holgura,
es por eso que estaba por cierto,
de la acción un tanto insegura.
Y pensé....

"Tal vez no pinte mi pelo,
pues saldrán muy pronto raíces,
que acusarán ante un cabello negro,
de mi pelo, sus consecuencias grises.
Creo que no pensaré hoy en eso
y dejaré para después el desliz.
Es mejor, para luego ver,
lo que yo voy a resolver,
si me pinto o me quedo así."

Pasados ya unos meses...

Resulta que pinté mi pelo
cosa que no me hizo reír,
pues después de tan gran proeza
extrañaba mi pelo gris.
Es que eso de pintar lo gris
y cambiar de un momento a otro,
puede de repente producir
que el final, sea un gran alboroto.
Y es que sigue lo mismo,
nadie se pone de acuerdo,
es cuestión de buen humor
pero yo que soy la que cuento,
esperaré un poco el reencuentro
entre mi pelo y el nuevo color.
Para así sentirme mejor
sin comentarios tan rimbombantes,
y si me siento así yo elegante
con el tinte seguiré yo, adelante!




Thursday, August 4, 2011

Del Perdón...

Todos queremos ser felices, y ser felices, es nuestra responsabilidad.

Leí por ahí, que somos responsables de nuestra propia felicidad, que sólo podemos lograrla por nosotros mismos. Que si somos infelices, tenemos que dejar de culpar a los otros por nuestra infelicidad y buscar la causa en nuestro propio interior. Bien, es un pleito interno entre el gran trabajo que hicieron nuestros padres y nuestra conciencia. Porque creo que todos tenemos algo que reprocharle a: la vida o a: alguien, y lo que nos han enseñado, es que: "hay que perdonar a quien te ha hecho daño??!!"

Quién no tiene en su interior un quejido de dolor? Son tantas las heridas que en el tiempo vivido podemos recibir, que podríamos estar el resto de lo que nos queda de la misma, enumerando. Es un conflicto de pasiones encontradas, que retuercen lo bueno de adentro y desemboca en lo más escabroso de la palabra y el hecho, convirtiéndolo en un: "pero yo, no quiero olvidar. Pero yo, quiero hacerle pagar. Pero, fué demasiado, y aún así me dicen que tengo que dejar pasar la página?". Somos víctimas sin consuelo, que con el estandarte del derecho mayor, tenemos que compensarnos por el daño recibido. Con ahínco, con la mayor de las justicias, debemos hacer pagar al otro por su pecado y por lo infelices que somos, por: su culpa! Y en eso, se nos va la vida.

Será que uno de los grandes factores para llegar a ser felices es: el perdón?

No es cosa fácil. Cuando hemos recibido una palabra dura o un gesto poco amable. Los que han sufrido acoso y maltrato. O si nos referimos a todos aquellos que han sido víctimas de alguna forma de persecución y violencia, no pueden más que pensar en el odio y el deseo de vengarse. No es fácil perdonar, cuando las heridas del pasado están frescas, o nuestra mente, no las deja "envejecer", para que sea posible: "olvidar-las".

Hay que estar alertas para no buscar resarcir las afrentas recibidas, dejándonos llevar por un orgullo, que convertido en soberbia, sin lugar a dudas, nos podría llevar hacia el camino de una: auto-destrucción. Es difícil deslastrarse de esas memorias, que están afincadas como agujas en la mente. El perdón, es una decisión muy personal, íntima y absolutamente propia, así como lo es, la decisión de ser felices, para no terminar nuestras vidas en el pozo profundo de la amargura, la tristeza y la soledad. Para los cristianos, es lo que mandan las escrituras, basadas en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, cuando nos enseñan, que el amor de Dios es infinito y su perdón para con nosotros no tiene límites.

Pero volviendo a nosotros, los humanos imperfectos. Esto no quiere decir, que hay que olvidar. Esto no quiere decir, que ha perdido el derecho de hacer justicia (no venganza), la persona ofendida. Es sólo que: no haré una hoguera con los restos de tu arrepentimiento, pero estaré alerta para no volver a exponerme, y para mi sanación, buscaré la forma de cerrar mis heridas.

Pero, para qué el perdón?

El perdón, es curativo, es el gran pacificador del alma. Cuando no perdonamos, somos presos en el cuarto oscuro y amargo del rencor.

Perdonarnos a nosotros mismos?

Si, así es, es parte de esa desintoxicación que nos merecemos al final de cuentas. No podemos pasar la vida entristecidos, por el reproche de lo que no hicimos, por el gesto equivocado, o la palabra que no dijimos. No es sano que permanezcamos en penitencia eterna, siendo jueces implacables de nuestras propias debilidades. El perdonarnos a nosotros mismos, no nos absolverá de nuestra falta, asi como el perdonar, tampoco a nuestros ofensores, pero nos dará el coraje para continuar. Previa humildad, nos perdonarémos a nosotros mismos, conseguiremos parte de esa felicidad buscada y aumentaremos la capacidad de ofrecer perdón.

No podemos cambiar lo pasado, pero si podemos trabajar para erradicar las pasiones del resentimiento y obtener un presente sano y un futuro libres, de la pesada carga del rencor.

Perdonar, no es debilidad, perdonar es: liberación!