Desde un corazón abierto, donde se acunan los hijos
salta con fuerza un alma, que se los entrega al mundo.
Con un recelo profundo se los da uno a uno,
con sus oidos alerta, al sonar de sus gemidos.
Cabalga un corazón ansioso, asomando temores,
cuando abre sus alas para darles cobijo.
Siempre está al acecho por los corredores,
al primer mandato, a la llamada del hijo.
Esa es la madre que vive en el rancho,
que no concilia el sueño, en las noches de llanto,
por la suerte del hijo, el que salió temprano
y no sabe de tiempos, cuando la rinde el cansancio.
Esa es la madre que vive en la quinta,
la de la casa grande, la de sábanas limpias,
la de buen vestir, la de los encajes,
la que su corazón agita,
cuando su hijo sale y se va a la visita.
Ella espera sola, vive el día a día
en cuanto se ha ido a la calle el hijo.
Con el alma en vilo a sus correrías,
siempre bien alerta a su llamada de auxilio.
Ella vive el temor al aviso de un día,
que le quebraron al hijo tras un alboroto
y que vengan de lejos con el muchacho en brazos,
que le dieron golpes, que le dieron palazos
y que le entreguen al hijo, que se lo entreguen roto.
Late corazón, que encogido esperas,
a que regresen siempre a la amada cueva,
que ella espera en la puerta con sus ojos fijos
en un sobresalto.... a todos sus hijos.
Asi son las madres..... de toda la tierra......
salta con fuerza un alma, que se los entrega al mundo.
Con un recelo profundo se los da uno a uno,
con sus oidos alerta, al sonar de sus gemidos.
Cabalga un corazón ansioso, asomando temores,
cuando abre sus alas para darles cobijo.
Siempre está al acecho por los corredores,
al primer mandato, a la llamada del hijo.
Esa es la madre que vive en el rancho,
que no concilia el sueño, en las noches de llanto,
por la suerte del hijo, el que salió temprano
y no sabe de tiempos, cuando la rinde el cansancio.
Esa es la madre que vive en la quinta,
la de la casa grande, la de sábanas limpias,
la de buen vestir, la de los encajes,
la que su corazón agita,
cuando su hijo sale y se va a la visita.
Ella espera sola, vive el día a día
en cuanto se ha ido a la calle el hijo.
Con el alma en vilo a sus correrías,
siempre bien alerta a su llamada de auxilio.
Ella vive el temor al aviso de un día,
que le quebraron al hijo tras un alboroto
y que vengan de lejos con el muchacho en brazos,
que le dieron golpes, que le dieron palazos
y que le entreguen al hijo, que se lo entreguen roto.
Late corazón, que encogido esperas,
a que regresen siempre a la amada cueva,
que ella espera en la puerta con sus ojos fijos
en un sobresalto.... a todos sus hijos.
Asi son las madres..... de toda la tierra......
1 comments:
necesidad de comprobar:)
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