Friday, May 7, 2010

A Mi Madre

Dejé de verte y lloró mi corazón
cuando partí a tierras lejanas,
pero aún recuerdo tu arboleda,
tus flores y tu portón.

Y en mi memoria quedó presa,
tu figura dulce y fresca
y tus abrazos fuertes,
llenos de profundo amor.

Sordos silencios de ti tenía mi alma
y un llanto ahogado me estremecía,
no acudía a mi presta la calma
por no verte madre yo me moría.

Como quisiera yo estar contigo
mi madre bella,
y de tu abrazo fuerte sentir abrigo,
y en mi desespero yo miro al cielo
y al Dios de los cielos digo:
Señor... lo que yo quiero es estar con ella.

Como quisiera leerte mis versos
y compartir contigo mis poemas,
y que tú supieras de esta pena
que llevo hondo dentro del pecho.

Es que mis versos madre, son para ti,
hay un perfume en ellos
y es tu presencia,
esa es tu fuerza madre,
la que me das para escribir.

Que Dios te bendiga madre
por todos esos días,
en que tú me cuidaste
siempre con alegría.

Que Dios te bendiga madre
por todas las poesías,
que leímos juntas
en franca compañía.

Por todas las palomas
que soltamos al vuelo,
como dos camaradas
por todos tus desvelos.

Por tu amor tan grande
que no te cabía en el pecho,
para repartirlo,
entre tus pequeños.
Y por todas las estrellas
que contamos juntas,
bajo el cielo azul de una noche serena.....

Con todo mi amor,
a mi madre bella.






Tuesday, May 4, 2010

Corazón Abierto

Desde un corazón abierto, donde se acunan los hijos
salta con fuerza un alma, que se los entrega al mundo.
Con un recelo profundo se los da uno a uno,
con sus oidos alerta, al sonar de sus gemidos.
Cabalga un corazón ansioso, asomando temores,
cuando abre sus alas para darles cobijo.
Siempre está al acecho por los corredores,
al primer mandato, a la llamada del hijo.
Esa es la madre que vive en el rancho,
que no concilia el sueño, en las noches de llanto,
por la suerte del hijo, el que salió temprano
y no sabe de tiempos, cuando la rinde el cansancio.
Esa es la madre que vive en la quinta,
la de la casa grande, la de sábanas limpias,
la de buen vestir, la de los encajes,
la que su corazón agita,
cuando su hijo sale y se va a la visita.
Ella espera sola, vive el día a día
en cuanto se ha ido a la calle el hijo.
Con el alma en vilo a sus correrías,
siempre bien alerta a su llamada de auxilio.
Ella vive el temor al aviso de un día,
que le quebraron al hijo tras un alboroto
y que vengan de lejos con el muchacho en brazos,
que le dieron golpes, que le dieron palazos
y que le entreguen al hijo, que se lo entreguen roto.
Late corazón, que encogido esperas,
a que regresen siempre a la amada cueva,
que ella espera en la puerta con sus ojos fijos
en un sobresalto.... a todos sus hijos.

Asi son las madres..... de toda la tierra......