una señora, hablaba y hablaba,
quejándose sin agrado
de que a ella le tocaba.
A viva voz decía el cuento
de que había venido temprano,
sin importarle el desconcierto
de los que estábamos mirando.
Yo en mi puesto me encontraba
muy tranquila y relajada,
pues ahí estaba yo sentada
antes de que ella llegara.
Lo que nunca imaginé
fué el tamaño saperoco,
que formaría la mujer
sin mediar tan sólo un poco.
Que si iba ella o yo primero,
que si tenía o no yo cita,
y exigía en su escritorio
a la preocupada señorita.
A lo que le dije: "señora,
tome usted un numerito
y así nos atienden ahora,
a todos, en sólo un ratito".
Se movía sin parar
y miraba de un lado a otro,
sin siquiera pensar,
en que molestaba a los otros.
Era tal la perorata
que le dije: " ya señora!,
no arme usted mas lata
o no nos atienden ahora.
Si quiere, pase usted adelante,
silencio por piedad le pido
piedad para el semejante,
pero así mismo le digo .......
Por favor pase usted primero
y deje de molestar,
y para que no empeore el enredo
empiece a disimular.
Usted no siga hablando
o nos atenderán ....JAMAS!
si sigue usted molestando,
asi que por favor ..............
.....YA NO HABLE MAS!!!